CELEBRACIÓN DEL FLAMENCO COMO PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD

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ANVERSO DEL PROGRAMA / REVERSO DEL PROGRAMA

---------------Este vídeo es un pequeño resumen de la Celebración, y en él aparecen algunos de los intervinientes. Además, se incluye parte Este vídeo es un pequeño resumen de la Celebración, en el que aparecen algunos de los intervinientes. Además, se incluye parte del mensaje grabado por Federico Mayor Zaragoza, que fue proyectado para abrir el concierto.

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ANEXO: Manifiesto iniciado en 2001 por la Asociación Nacional Presencia Gitana para el lanzamiento de la CAMPAÑA INTERNACIONAL, INSTADA A LA UNESCO, POR LA DECLARACIÓN DEL FLAMENCO COMO PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD

El Flamenco, un arte universal nacido del encuentro y del sufrimiento (*)

● El Flamenco es universal y viene de la noche de los tiempos. Los Gitanos se llevaron consigo las primeras semillas al dejar la India por Irán, donde son músicos profesionales desde el principio del siglo V. Después de una larga estancia en este eje axial de las músicas orientales, siguen su viaje hacia los países árabes, donde difundirán instrumentos y modas musicales, y hacia Occidente, atravesando el Cáucaso y la Anatolia, para llegar a los Balcanes en el siglo XIV. Más tarde, a comienzos del siglo XV, itinerarán por toda la Europa occidental y alcanzarán España a partir de 1425.

● En realidad, viajan con ellos todos los instrumentos orientales (laúd, “santour”, oboe, tambores “sobre marco”,...) y todos los estilos musicales. Por supuesto, como profesionales se les pide tocar música del país donde se encuentran, pero el estilo de interpretación desprende siempre un aire exótico, un sabor venido de otra parte tan característico que, cuando los cantos y las danzas más tradicionales del lugar forman parte de su repertorio habitual, terminarán por ser calificados de “gitanos”. En ciertos casos, del encuentro entre un folklore local y una interpretación orientalizante surgirá una música desconocida, un arte nuevo, que también será llamado “gitano” o “flamenco”, refiriéndose a los que lo producen de manera espontánea, aunque menos inconsciente de lo que parece.

●¿Por qué Flamenco? Porque cuando, en el siglo XIX, se aplique por vez primera este apelativo a un arte musical y coreográfico cuyo renombre dará pronto la vuelta al mundo, hace ya mucho tiempo que es sinónimo de “gitano”. No hay por qué extenderse aquí sobre las razones de esta equivalencia, todavía ásperamente discutida hoy en día. Basta con recordar que numerosos Gitanos andaluces obtuvieron privilegios reales en virtud de los servicios prestados por sus padres en el ejército de Flandes; que, en 1639, Gitanos veteranos de los Tercios de Flandes propusieron formar compañías con 200 de los suyos para volver allá al servicio del rey, y que las leyes prohíben oficialmente el nombre de “gitano” a partir de 1633 hasta finales del siglo XVIII, lo que permitió, por ejemplo, en 1786, a una familia gitana de Algodonales denunciar al alcalde y a los habitantes de la localidad que les insultaban llamándoles con tal apelativo.

● En Andalucía, estos “flamencos” encontraron un folklore muy rico, heredero de tradiciones muy diversas, a la vez autóctonas y visigóticas, árabes, judías, y africanas, etc. Su genio interpretativo hizo el resto, y es así como el Flamenco resulta ser no el fruto de un encuentro aislado, sino de multitud de encuentros. Otra importante diferencia de las demás músicas denominadas “gitanas” radica en el hecho de que los andaluces se identifican desde el principio con esta nueva música y algunos se convierten en intérpretes prestigiosos. Gracias a su audiencia internacional, el Flamenco hace nuevos adeptos cada día. No solamente en círculos especializados: las “peñas” surgen en el mundo entero, y cada vez más extranjeros se consagran a la investigación o a la práctica artística del Flamenco.

● Nacido del encuentro, el Flamenco nace también del sufrimiento: las persecuciones sufridas por los Gitanos en España, al albur de las leyes que se empeñan en eliminarles, desde los Reyes Católicos hasta la redada general de 1749, a causa de la cual no pocos serían internados en los arsenales y empleados en los trabajos de construcción portuaria durante dieciséis años, mientras otros trabajarán en condiciones espantosas en las minas de mercurio [de Almadén], sin olvidar a cuantos, a lo largo de esos siglos pasados, remaron como galeotes en las galeras, a las que eran condenados “por meramente ser Gitanos”. Las leyes nunca ocultaron que se trataba de “destruir”, “desarraigar”, “aniquilar”, “exterminar” una “nación” indeseable. Por ello, el Flamenco es también el fruto de un genocidio fallido. Sus primeras voces son las de forzados y presidiarios anónimos. Tan sólo cuando, poco a poco, se convierte en un espectáculo público, pasarán a la posteridad los nombres de los autores-artistas. A partir de ese momento, el Flamenco dejará de ser una pura tradición familiar para convertirse en un arte andaluz, preludio de su devenir nacional e internacional.

● Lo que más impresiona de este arte singular, nacido en la indigencia y la precariedad de los barrios populares, es su increíble riqueza y su infinita complejidad. Con su impresionante estructura (una cincuentena de grupos de cante, o “palos”, de los que algunos, como las siguiriyas y las soleares, se subdividen en otros tantos estilos), la diversidad de sus características musicales, a la vez rítmicas (con secuencias largas, de doce tiempos, de tipo oriental, pero también con medidas a tres tiempos, procedentes del folklore andaluz, o a cuatro tiempos, de origen afro-americano) y melódicas, y gracias a una conjunción inaudita de fuentes y de influencias musicales, el Flamenco es un fenómeno artístico excepcional, ciertamente único en su género que, más que cualquier otra expresión de las bellas artes, merece ser inscrito en el Patrimonio Cultural de la Humanidad, en razón de su universalidad, de la suntuosidad de sus elementos coreográficos y musicales, y de la multitud de artistas incomparables que lo cultivan, cuyos nombres jalonan su historia, sin olvidar el calvario de sus primeros artífices anónimos, que lo engendraron en el dolor y le han conferido su inigualable dimensión trágica.

* Texto de Bernard Leblon, Hispanista francés, historiador y flamencólogo, miembro del Consejo Asesor de la ASOCIACIÓN NACIONAL PRESENCIA GITANA, promotora de esta Campaña. MADRID, enero 2001.

[Esta Campaña, iniciada al comienzo del año 2001 a iniciativa de la Asociación Nacional Presencia Gitana, estuvo encabezada por dos excepcionales valedores: Su Alteza Real La Princesa María Teresa de Borbón-Parma Borbón, Presidenta de Honor de la Fundación Carmen Amaya, socia de pleno derecho de Presencia Gitana, y el Excelentísimo Señor Don Federico Mayor Zaragoza, ex-Director General de la UNESCO, Presidente de la Fundación Cultura de Paz y miembro del Consejo Asesor de Presencia Gitana.]

Comisión de Cultura y Bellas Artes de la ASOCIACIÓN NACIONAL PRESENCIA GITANA

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